El Partido Justicialista (PJ) atraviesa un momento de gran tensión ante la interna entre el sector de Cristina Fernández de Kirchner y el del gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela. Las diferencias se han profundizado en las últimas semanas, generando renuncias, denuncias de irregularidades y el pedido de postergación de las elecciones partidarias. Entre los temas de discusión se encuentra la falta de reunión de la Junta Electoral, a solo 20 días hábiles de la fecha de los comicios.

Uno de los puntos más delicados en esta interna fue la renuncia de Omar Félix, intendente de San Rafael, Mendoza, quien decidió retirarse de la lista de “Primero la Patria”, encabezada por la ex presidenta. La salida de Félix se suma a las demandas del equipo de Quintela, quienes denunciaron la presencia de candidatos en la lista de Kirchner que no están afiliados al partido. En respuesta, el sector del gobernador riojano solicitó un mayor equilibrio en la Junta Electoral para asegurar la transparencia del proceso.

Jorge Yoma, apoderado de la lista de Quintela y exministro en el gobierno de Carlos Menem, fue uno de los más críticos al referirse a la situación actual del PJ. Yoma calificó el conflicto como un “chiquero” y advirtió sobre la posibilidad de una intervención judicial, lo que podría dejar a la jueza María Servini de Cubría al frente del partido. “El peronismo no puede permitirse dividirse, especialmente con el contexto de crisis social que prevemos”, expresó Yoma.

Además, Yoma señaló que la estructura del PJ nunca había enfrentado unas internas de esta magnitud, comparando la actual disputa con la de Menem-Cafiero en 1988, que fue por la candidatura presidencial y no por la conducción del partido. En sus declaraciones, Yoma también expresó su escepticismo sobre la capacidad del PJ para organizar los comicios en todo el país en el corto plazo, debido a la falta de financiamiento y de logística. Aunque el Gobierno Nacional facilitó 3.200 urnas, el partido había solicitado 6.000 y se calcula que el costo total del proceso podría superar los $500 millones.

Por su parte, Cristina Kirchner mantiene la postura de que los comicios deben realizarse sin demoras, lo que reforzaría su control sobre el partido. Sin embargo, la ex presidenta enfrenta el desafío de Quintela, quien ha resistido sus intentos de formar una lista de unidad en torno a su liderazgo. La falta de consenso entre ambos sectores y el posible riesgo de intervención judicial complican el panorama, aumentando la incertidumbre en el peronismo.